2022
Captura fotográfica digital
Serie de 10 imágenes
La inmediatez y las variadas tareas diarias no nos permiten tomar conciencia de la importancia de una de las actividades básicas más importante para vivir bien: La alimentación.
Las opciones alimenticias actuales nos ofrecen alternativas que se elaboran a partir de ingredientes procesados y no contienen ingredientes frescos o que puedan identificarse en su presentación. Entre sus componentes predominan insumos como almidón, azúcar, aceites, sal y además están presentes aditivos industriales como conservantes, estabilizantes, resaltadores del sabor, colorantes, aromatizantes, emulsionantes, entre otros.
Gaseosas, refrescos, comidas empacadas, nuggets, etc son los productos ultra procesados que están fabricados con ingredientes de baja calidad y bajo costo, lo que facilita que el producto sea extremadamente barato.
En teoría, estos artículos deberían ayudarnos con la alimentación, facilitarnos la vida y ayudarnos a tener más tiempo para realizar otras tareas. Sin embargo, la falta de micronutrientes (minerales y vitaminas) de los alimentos ultra procesados, debido a la gran cantidad de aditivos y a la pobre calidad nutricional que poseen, tienen un impacto directo en la salud física, originando sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer. También afectan la salud mental, lo que se traduce en estallidos de ira, explosiones emocionales, agresión, irritabilidad, depresión y estados de ánimo inestables. El “hambre cerebral” termina afectando las funciones cognitivas y la regulación emocional.
Estudios realizados alrededor del mundo demuestran que una dieta saludable con alimentos integrales producen menos síntomas de depresión y ansiedad con relación a las dietas pobres, mayoritariamente de productos (ultra) procesados.









